lunes, 27 de mayo de 2013

Lecciones de Onírica de mi mente

Camino hacia la estación. El camino nebuloso pero atrayente, un misticismo de esos que llaman mucho. En donde reptiles, bestias sobrenaturales están por mi camino, bajo una gran neblina que nubla mi madrugada caminante. Una neblina, misteriosa que evoca mucho a mis corridas y acometidos que son en silencio.
Al fin me encuentro en la estación, más bien, un puerto en el que el viaje al lago de los muertos, tiene boleto ida y vuelta; cosa rara en estos días. La causa y efecto no es pensada, pero hacia alla Vamos, a un cosmos indiferente e incierto, la moneda corriente de nuestros días. Llegamos a la iglesia, donde la congregación pasa por solo un “buen dia” y una nada diaria que a su vez genera interrogantes uno otras de otro, en donde cada respuesta encontrada, encuentra otra pregunta, y unos reptiles pretendiendo levitar con las ondas de mi intelecto, y por debajo de una cueva “alegorica”, hay una bestia, que parece no querer mostrar sus colmillos todavía, lo que me resulta ultra extraño todavía.
La vuelta a casa(a la que a veces decido(deciden) no decido volver). En este transcurso, miles de almas se tiran al rio, tentadome con “es un rato, dale copate”, cosa de la que dudo a veces, la veo tentadora.
En los ataques voy a otros puertos, muelles, donde reinara no tanto la reflexión y menos el silencio del cual sin existo trato de ser el dueño, rey y amo. Otras veces, me pierdo por los oscuros mercados, los cuales son una burla, una riza dentro de todo un absurdo que les es opuesto. Aquí, no hay una lógica, mas bien todo eso se ve como una gran falacia, aquí solo el enunciado verdadero es de los que se dan las cabezas uno contra otro, en donde unos a otros se pasan ideas de formas reciproca, pero todo sigue lejos de la idea de universalismos.
La noche ya maduro, y en el viaje al desierto nocturno de las revelaciones, me siento sometido a una orgia de hormigas, que me hacen transmutar a un cuerpo celeste, a una ciudad donde los silencios  y lagrimas, son celebres y la virtud de exelencia ya se desgasto. Parado en medio de las vías del desierto capioso, ya nada volverá a ser igual, ya nada es original. Solo queda mirarla fijo a ella, ella a mi con sus flojas lagrimas y el silencio que es juez e instante eterno, y un beso previo en la disco que ambos no sabemos porque no tuvo que haber sido; la sensación de hoguera nos rodeaba.
Otro dia pasado. Dormir, intertarlo, luego empeparnos en café, optar entre salvación y destrucción.
Volver a la realidad.
Monotonía.



https://www.youtube.com/watch?v=aZTO1MShYEc






 *** madrugada del 26 de mayo de 2013, entre escabio, e insomnio contra sueño